lo escrito

lunes, 21 de agosto de 2017

como yo también soy indio

Voy a ir publicando las palabras que escribí para algunos de los actos escolares. Éstas son las que leí el jueves pasado, recordando a don San Martín en este contexto tan oscuro por el que estamos pasando. Van a estar todas bajo la etiqueta "alusiones". Dedicado especialmente a mi amiga A., a quien en la primaria alguna maestra despistada e irresponsable le dijo que "aborigen" significaba "sin origen" (cuando significa "desde el origen"). Y pensando en que siempre es cierto eso de que el uso incorrecto del lenguaje introduce el mal en el alma.


"Compañeros del Ejército de los Andes: Ya no queda duda de que una fuerte expedición española viene a atacarnos; sin duda alguna los gallegos creen que estamos cansados de pelear y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan ni ensartan; vamos a desengañarlos. La guerra se la tenemos que hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar; cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con las bayetitas que nos trabajan nuestras mujeres y si no, andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada. La muerte es mejor que ser esclavos de los maturrangos. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje."

  Éstas eran las palabras que dirigía don José de San Martín al Ejército de los Andes ante la avanzada española, en 1819, dos años después del histórico cruce de los Andes. Ya la independencia de gran parte de Argentina y Chile tenía bases sólidas, y la campaña libertadora iba hacia el norte, a encontrarse con las otras fuerzas que surgían en toda América Latina. Recordemos algunos de esos nombres: O´Higgins en Chile, Artigas de la Banda Oriental; Belgrano, Güemes, Padilla y Azurduy en Perú, Bolivia y el norte de Argentina; Bolívar en Nueva Granada, Colombia, Venezuela; Sucre también en Colombia. Hombres y mujeres que lucharon para terminar con el control español en la Patria Grande latinoamericana.

  Como San Martín, según algunos testimonios hijo de Rosa Guarú, muchos de los y las combatientes eran originarios o mestizos, indígenas que protegían sus territorios de los conquistadores y a quienes muchas veces San Martín se dirigió en sus propias lenguas: guaraní, o quichua, y que también participaron de las operaciones de inteligencia, de escaramuzas y batallas, ya que eran quienes mejor conocían cada territorio.  Según Manuel de Olazábal, testigo presencial de la reunión con los líderes mapuche-pehuenches en el campamento de El Plumerillo., allí San Martín les dijo a los caciques indígenas: “Los he convocado para hacerles saber que los españoles van a pasar del Chile con su ejército para matar a todos los indios, y robarles sus mujeres e hijos. En vista de ello y como yo también soy indio voy a acabar con los godos que les han robado a ustedes las tierras de sus antepasados, y para ello pasaré los Andes con mi ejército y con estos cañones… Debemos pasar por los Andes por el Sur, pero necesito para ello licencia de ustedes que son los dueños del país”.

  Aquí quiero notar algo importante: bucear en la historia siempre es una tarea compleja, y hay múltiples miradas. Pero entender lo que pasó, y cómo lo cuentan, nos permite entender el presente, y cómo nos lo cuentan.

  “Seamos libres, y lo demás no importa nada”. Ser libres como países soberanos, para elegir cómo vivimos en sociedad, con quién comerciamos, para elegir cuales son nuestras propias soluciones a nuestros propios problemas.

  Cuando Rondeau desde Buenos Aires, en ese año de 1819 le pide a San Martín que use su ejército contra el de Artigas en el norte, San Martín se niega y sube al Perú. En una de las cartas a Artigas explica: “Cada gota de sangre americana que se vierta por nuestros disgustos me llega al corazón. Paisano mío, hagamos un esfuerzo, transemos en todo y dediquémonos únicamente a la destrucción de los enemigos que quieren atacar nuestra libertad. Unámonos contra los maturrangos bajo las bases que Ud. crea y que el Gobierno de Buenos Aires vea más conveniente y después que no tengamos enemigos exteriores sigamos la contienda con las armas en la mano, en los términos que cada uno cree por conveniente; mi sable jamás se sacará de su vaina por opiniones políticas, como estas no sean contra los españoles y su dependencia”.

  Ser libres implica, a veces, desobedecer las órdenes.  Poder decidir y ser responsables del peso de esas decisiones. Pero la libertad primera es la de los propios cuerpos: Al llegar a Lima en 1821, San Martín prohíbe la esclavitud decretando que: “Todo esclavo que desde esta fecha llegase al territorio independiente del Perú quedará libre del dominio de su amo, por el solo hecho de pisarlo”.

  Hoy, en 2017,  a doscientos años del histórico cruce de los Andes, tenemos que seguir pensando y peleando por nuestras libertades. Hoy nuestros hermanos y hermanas originarios siguen siendo negados de sus derechos y perseguidos cuando se organizan para reclamarlos: Tenemos el caso del Lof en Resistencia Cushamen en Chubut, la persecución a las organizaciones sociales como la Tupac Amaru en Jujuy y ahora Mendoza; el continuo asedio al pueblo wichi en Formosa y Chaco. Ser libres también es tener tierra y trabajo dignos. Y, recordando a esa niña que fui que quería poder viajar en el tiempo para conocer al Libertador y preguntarle cosas, me gustaría hoy poder preguntarle “Don José, ¿Cómo hacemos hoy para pelear por nuestra libertad?”.

  Cierro entonces estas palabras comprometiendo a quienes así lo sientan, a seguir el camino de grandeza que nos marcó nuestro Libertador General don José de San Martín. Gracias.

¿Querés saber más?
Libertadores (Wikipedia)
Cruce de los Andes (Wikipedia)